Alimentación de invierno
El solsticio de invierno marca un cambio trascendental en nuestros hábitos de nutrición y estilo de vida. Es la época de más oscuridad con menos horas de luz, más humedad y frío.
“Durante los meses de invierno, todos los seres de la naturaleza se esconden, regresan a su casa o entran en un proceso de reposo. Igual que los lagos y los ríos se congelan y cae la nieve, esta es una época del año en que el yin domina sobre el yang, de manera que la energía yang debe usarse con sabiduría. Deberíamos ir a la cama pronto y levantarnos después de que salga el sol, que nace más tarde en esta época. La actividad mental debe ser mantenida en estado de calma y regulada. La actitud debe ser como si guardáramos un secreto, debemos mantener el cuerpo caliente y evitar el frío, los poros de la piel bien cerrados evitando transpirar. La filosofía del invierno es de conservación y almacenamiento.”
(Extraído del clásico de la Medicina China Neijing).
Una característica del invierno es la lentitud energética, todo fluye despacio con mucha calma y lo podemos ver reflejado en los árboles. Estos sabiamente almacenan la savia en las raíces para cuando llegue la primavera dejando sus ramas sin hojas ni frutos y sumiéndose en un largo letargo de 3 meses. El mensaje de la naturaleza es claro: interiorizar, nutrir, reforzar, recogernos y adaptarnos a la energía de esta estación.
Según la teoría de las 5 transformaciones de la macrobiótica, el invierno se corresponde con la transformación agua, que a su vez resuena en nuestro cuerpo con los riñones, la vejiga, el aparato urogenital y sus funciones, así como los oídos, los huesos, la espina dorsal y el pelo entre otros.
Para mantener estos órganos funcionando adecuadamente es necesario ingerir alimentos que generen y concentren calor interno y refuercen.
Na cozinha:
Los métodos de cocción más indicados son los estofados de legumbres y cereales, las cocciones largas que aportan calor estable.
Según la macrobiótica, para cuidar los riñones deberíamos tomar en nuestra comida diaria todo lo que recuerde al medio marino (el origen).
1. Las algas son el principal exponente, fuente de minerales y vitaminas. Ayudan a afrontar el frío y son súper alimentos que refuerzan. Un buen consejo es combinarlas con fermentos, por ejemplo, añadir alga wakame a la sopa miso. Esta mezcla se convierte en un imprescindible en el tiempo invernal.
2. El alga principal para estas fechas es la kombu, se utiliza añadiendo una pequeña cantidad a la cocción de legumbres y cereales integrales, incluso a la cocción de verduras. En el caso de un nishime, cocción que revitaliza, y en cocciones festivas puedes freírla en forma de chips.
3. Cereales integrales. Esta época del año es una de las que más necesitamos un consumo elevado de cereales integrales. El cereal que más calienta y refuerza es el trigo sarraceno, pero también la avena, en copos o grano, el mijo, el arroz negro. Un buen truco es preparar el arroz al horno, esta cocción es ideal para días fríos y lluviosos.
4. Las legumbres con forma arriñonada como las azukis, los frijoles y las judías negras tonifican los riñones. En general todas las legumbres y especialmente las de color oscuro son recomendadas para esta época. Se pueden cocinar a fuego lento con un poco de jengibre, cebolla y verduras de raíz. Si las cocinamos con calabaza y alga kombu tienen doble efecto: revitalizan y equilibran la glucemia.
5. Las verduras de raíz que han crecido lentamente bajo la tierra aportan minerales y son las más indicadas para el invierno. Todas ellas aportan enraizamiento, dirección y foco. Mis preferidas son la bardana y la zanahoria perfectas para preparar una buena kimpira que tanto refuerza. Incluye también todo tipo de coles, verduras redondas y dulces.
6. Las semillas y frutos secos aportan minerales y grasas de buena calidad. En especial, las semillas de sésamo, las castañas secas, las avellanas, las nueces, las almendras y los piñones. En cuanto a las frutas, es mejor evitar todo lo crudo y frío y comer las frutas horneadas o en compota.
7. La dieta macrobiótica usa condimentos yang que imprimen vitalidad al organismo y ayudan a mantener el calor corporal. Entre ellos tenemos: el polvo de shiso, la ciruela de umeboshi y el miso, el tamari, la sal marina no refinada o el tekka: elaborado con raíces como la bardana, la raíz de loto o la zanahoria y otros ingredientes como el miso reforzados con una larga cocción.
Te dejo una deliciosa receta de invierno:
Moussaka de azukis:
Ingredientes:
250 gr de azukis
100 gr de calabaza
Crema de coco para cocinar
Una cebolla
Tamari
Gengibre
Alga kombu
Óleo de sésamo
Elaboração:
1. Deja a remojo las azukis con el doble de agua y un trozo de alga kombu.
2. Cuece en olla exprés 10 minutos a fuego alto o 30 minutos a fuego bajo.
3. Corta una cebolla y en un recipiente cúbrela con tamari.
4. Añade la cebolla a las azukis y deja estofar 5 minutos más.
5. Ralla un trozo de jengibre de 2cm, extrae el jugo y agrégalo al estofado.
6. Corta la calabaza en lonchas finas
7. En una bandeja o recipiente para horno, coloca una capa de calabaza, añade una de azukis, otra de calabaza y culmina con una última capa de azukis.
8. Cubre con una última capa de calabaza y tapa el recipiente con papel de horno.
9. Hornea a 250 grados durante 20 minutos.
10. Mezcla la crema de coco para cocinar con una pizca de sal.
11. Sirve la moussaka con la nata.
Artículo escrito por Patricia Restrepo directora del Instituto de Macrobiótica de España.